lunes, 27 de diciembre de 2010

La felicidad en un instante

Vuelvo a casa después de un largo día de trabajo. La voz de Enrique Urquijo invade cada rincón de mi coche. La lluvia gotea incesante sobre el cristal y pienso que su reflejo sobre el salpicadero se asemeja a una lluvia de estrellas. Me gusta la lluvia, siempre me ha gustado. Siento el agua fría deslizarse por mis dedos mientras espero en un semáforo en rojo. El olor a tierra mojada inunda todo mi ser. Me siento feliz...

Divagando...

Me pregunto si lo bueno es aun mejor por la cercanía de lo malo y si lo hermoso resulta aun más bello por la presencia de lo feo.

Me pregunto si este contraste tan poco deseado desde la posición del que gana, no resulta imprescindible para disfrutar de este regalo que es la vida.

Me pregunto si el sufrimiento que sigue a no agarrar la vida con empeño puede hacernos aprender y, en consecuencia, ser positivo.